MORRETES

A City Embraced by Hills and Its People

The history of Morretes begins with the Carijó Indians, who occupied the area until the 16th century. Later, in 1850, the region began attracting many travelers and miners. The reason? The discovery of gold deposits. 

In 1721, Paraná, which did not yet have this name, was part of São Paulo under the authority of the Ouvidor Raphael Pires Pardinho. He was the first member of the Portuguese Crown to visit what is now our state. The politician traveled down the Nhundiaquara River (then called Cubatão) and realized that the river had great commercial potential for its banks. It was then that he requested the demarcation of 300 braças in a quadrilateral (about 1,306,800 m²) to serve as the site for a future settlement—our beloved Morretes. 

In 1722, the Ultramarine Council, by a provision of Dom João, determined that the Paranaguá City Council should measure the 300 braças of land to distribute to those who wished to settle there, in the ports of “Padre Veiga” (Rio do Pinto – Anhaia), “Morretes,” and “Porto de Cima.” This determination is further proof that there was already settlement in our lands. However, it was only fulfilled in 1733. 

Initially, both Morretes and Antonina belonged to Paranaguá. Antonina’s emancipation came in 1798, and Morretes became part of its territory. In 1841, our city finally became an independent town. The emancipation of Paraná occurred a few years later, in 1853. 

As many know or imagine, the city’s name was chosen because of the small hills surrounding the region that “embrace” the city—just like its population, which takes care of the place with all love and affection. 

This history culminated in the Morretes we know today: a charming city full of history and natural beauty. 

MORRETES

Una ciudad abrazada por las colinas y su gente.

La historia de Morretes comienza con los indígenas carijós, que ocupaban el territorio hasta el siglo XVI. Más tarde, en 1850, la región comenzó a atraer a muchos viajeros y mineros. ¿La razón? El descubrimiento de yacimientos de oro.

En 1721, Paraná, que aún no tenía ese nombre, formaba parte de São Paulo, bajo la autoridad del Ouvidor Raphael Pires Pardinho. Él fue el primer miembro de la Corona portuguesa en visitar nuestro estado. El político descendió por el Nhundiaquara (que se llamaba Cubatão) y se dio cuenta de que el río traería un gran potencial comercial a sus orillas. Fue entonces cuando solicitó la demarcación de 300 braças de tierra (aproximadamente 1.306.800 m²) para servir como sede para una futura población: nuestra querida Morretes.

En 1722, el Consejo Ultramarino, por provisión de Don Juan, determinó que la Cámara de Paranaguá cumpliera con la medición de las 300 braças de tierra para distribuir a las personas que quisieran vivir en ellas, en los puertos de “Padre Veiga” (Río del Pinto – Anhaia), “Morretes” y “Puerto de Cima”. Esta determinación es otra prueba de que ya había asentamiento en nuestras tierras. Sin embargo, no se cumplió hasta 1733.

Inicialmente, tanto Morretes como Antonina pertenecían a Paranaguá. La emancipación de Antonina ocurrió en 1798 y Morretes pasó a formar parte de su territorio. En 1841, finalmente, nuestra ciudad se convirtió en un municipio independiente. La emancipación de Paraná ocurrió algunos años después, en 1853.

El nombre de la ciudad, como muchos saben o imaginan, fue elegido por las pequeñas colinas que rodean la región y que “abrazan” la ciudad. Al igual que su población, que cuida del lugar con todo amor y cariño.

Esta historia culminó en la Morretes que conocemos hoy. Una ciudad encantadora, llena de historia y bellezas naturales.